martes, 17 de febrero de 2015

El espinillo de flores violetas





El violeta se asocia con la transmutación. Eso dicen, los que creen es esas cosas new age. Yo, brujo pampeano, a veces creo en simbologías más simples, como los días de carnaval.
Las máscaras, los rostros que hacen de máscaras en estos días pueden corroerse. ¿Qué queda para los sin- rostro? Los que perdimos la rostreidad hace rato.
Hoy desperté con un olor a tierra abonada en mi cuerpo, todo mi cuerpo había sido alcalinizado a máxima potencia: una verdolaga, unos dientes de león pero, sobre todo, un espinillo de flores violetas del desierto de Atacama que algún brujo quechua me ha traído de sus viajes.
Ayer comí en Mc Donald's. Hacía como dos meses que no comía y no sé si era la sal o el aceite de las papas me quemó el paladar. Había algo de exceso brutal en esa comida.
El carnaval nos devuelve dos cosas: la mascarada y la espuma. Es pura espuma. O, quizás, esa lógica de los varones de esperar a que pasen chicas lindas para tirarle con su pomo en la raya, justo en la raya, que es el lugar anecdótico por excelencia. ¿Viste la salvajada que me mandé? Soy re macho, soy re groso.
Ahora siento olor a abono orgánico de nuevo, a tierra abonada o mojada por la lluvia. Hice tortas fritas y no llovía. Simplemente quería comer algo hecho por mis propias manos. En la computadora suena Brian Eno. Tomo mates, son las tres de la tarde y todavía me parece temprano.

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