- Vení, pibita
tengo un bulo en el Zapiola.-
dice el estudiante universitario
barrio que,
antes,
era de calle de tierra
y regador que pasaba por las tardes.
Y si había un kiosko
ibamos a lo de Pierro
o a lo del tano,
donde iban las gitanas
que tanto miedo nos daban.
- Te llevan debajo
de las polleras.-
Alertaban las viejas.
Zapiola Holliwood ahora,
¿Qué se hizo de ese barrio arrabalero
de cuchilleros y lotes baldíos?
Tus paredes son murales de última moda,
hechos con stencils y aerosoles último modelo.
Zapiola Holliwood ahora.
reza una pared por la Capitán Luján
y un ojo de Viejas Locas
asienta el paso de este barrio del periurbano.
Cuando nacía el piso de la cocina aún era de tierra.
Jugabamos a enchastrarnos en el barro,
a armar pistas de bicicletas en los cachos de Pampa
que todavía quedaban entre las casas,
hacíamos rampas, pozos y medanos.
Ahora la gran maderera,
el piringundín de los industriales
a las seis de la mañana entrando
a las cooperativas de trabajo...
Y tu viejo, Zapiola, tu viejo,
tomando mate bien caliente
- que pela los dientes-
con Mario en el fondo del taller.
Si te viera mi niñez,
¿Qué diría Zapiola Holliwood ahora?
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